Ahora con la guerra Israel-Hamás toma fuerza la creencia de que es mayor el número de países que dan preponderancia al gasto militar en desmedro, inclusive, de producir más agua y alimentos accesibles.

Las crisis y los enfrentamientos existentes, más la polarización que genera los conflictos que parecen envolverlo todo, llevan a la mayoría de los países a priorizar armamentos y tecnologías para matar.

Un ejemplo que podría servir es que la OTAN encuentra el terreno propicio para insistir en el cumplimiento de acuerdos para que cada país integrante invierta anualmente en defensa un mínimo del 2 % del PIB.

No es casual, en este ambiente, que Ucrania haya pasado a ser el tercer importador mundial de armas y que EE.UU. lidere esas exportaciones luego de comenzada la guerra con Rusia.

La otra cara es que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) llama a movilizar la acción mundial por el aumento de la inseguridad alimentaria aguda y la difícil situación de 2.400 millones de personas en países con escasez de agua.

La FAO sentenció el pasado lunes, con motivo del Día Mundial de la Alimentación, lo siguiente: Sin agua no hay vida y aunque esto parezca evidente, lo que aumenta cada año es la falta de este líquido vital para la existencia.

Al clamor se suma el papa Francisco porque se desvían a la producción y al comercio de armas ingentes recursos financieros y tecnologías innovadoras que podrían emplearse para que el agua fuera fuente de vida y progreso para todos.

Según datos de la ONG Manos Unidas, a nivel global el gasto armamentístico ha sobrepasado los dos billones de dólares, cifra que supera en más de diez veces la Ayuda Oficial al Desarrollo, mientras, lo que resulta paradójico, en países que padecen graves hambrunas los gastos militares no han decrecido.

Los conflictos y guerras en varias regiones del mundo y las crecientes fricciones entre potencias nucleares, hacen volver la mirada hacia discursos como el del Sumo Pontífice y su lamento de que en nuestro tiempo se padezca de una grave carencia de paz, y se creen escenarios para que se piense hasta en una posible tercera guerra mundial.



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