Las cooperativas hacen enormes aportes al desarrollo económico y otorgan trascendencia a la gestión social, por lo que fomentar el cooperativismo es fortalecer la simiente de la democracia participativa y propulsar la economía solidaria.

Además de su esencial función de sustentar el desarrollo local, genera riqueza e incentiva el ahorro y el crédito responsable. Es en defensa de esos valores, y por entender esa actividad como el método social más eficaz para generar riqueza desde la autogestión, que nos hacemos eco de la preocupación que genera lo ocurrido en la Cooperativa de Ahorros y Crédito Herrera (Coop-Herrera), en la que el Ministerio Público sostiene que se cometió un fraude de alrededor de RD$2,500 millones.

Podríamos apelar al refranero popular y aclarar que como medio de comunicación “no tenemos vela en ese entierro”, y si nos preocupa la situación de Coop-Herrera es porque podría generar descreimiento sobre una actividad cuya misión no es necesariamente acumular rentabilidad ni riquezas, sino promover la gobernanza horizontal.

Saludamos la presteza con que actuaron las autoridades. Se recordará que en julio pasado la entidad ya había sido intervenida por el Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (Idecoop), al detectarse “irregularidades en temas de gestión administrativa, financiera y gobernabilidad”. Un mes antes, un popular merenguero se había querellado por una presunta estafa de más 10 millones de pesos.

El crecimiento del cooperativismo ha sido tan contundente en el país que, según cifras oficiales, constituye un sistema asociativo con alrededor de RD$300 mil millones en activos.

Por el buen nombre del cooperativismo y del de tanta gente y entidades que asumen su trabajo cual sacerdocio, hay que asumir como un hecho aislado lo que el Ministerio Público denomina Operación Búho, con siete personas detenidas a las que imputa los delitos de asociación de malhechores, falsificación de documentos públicos y privados y robo de identidad de personas.

El universo del sistema asociativo de las cooperativas es sano, prestigioso y confiable, por lo que con la venia del poeta Héctor J. Díaz, debiéramos ver este caso como una gota en el mar o en inmenso desierto un granito de arena.

Esta experiencia tendría que servir también para retomar cuestiones dejadas en el camino, como un censo para conocer la cantidad de cooperativas, monto de operaciones y número de asociados, y la idea de transformar al Idecoop en una Superintendencia de Cooperativas.



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