La cada vez más frecuente presencia del sargazo en las aguas del mar Caribe y en nuestras costas y playas representa un serio problema. Y nos plantea múltiples desafíos.

El primero es cómo salvar nuestras playas de su presencia y los efectos de su descomposición, los que alejan a los bañistas. El segundo, cómo transformarlo en algo útil.

El tercero es agregar nuevos atractivos al turismo que compensen los efectos negativos que genera el sargazo en las playas.

Las aguas del atlántico están limpias y son una opción para mirar hacia allá. Impulsemos actividades deportivas, eventos acuáticos, convenciones y conciertos para seguir el auge del turismo.

Turismo en cada rincón resulta una buena señal.





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