La idea de instalar una oficina de Canadá en la República Dominicana con el propósito de ayudar a la Policía de Haití es inaceptable y debe ser rechazada firmemente. Sería una vulneración a nuestra soberanía, con riesgos incalculables.

Su propósito inicial implicaría tener militares canadienses establecidos en nuestro país. Y a través de esa vulnerabilidad podríamos tener militares de otras naciones, como los Estados Unidos. Y donde están oficiales de esos países está su Ejército. Seríamos los intervenidos.

No seamos ingenuos. Quienes promueven la idea se han negado a participar en una solución para un orden en Haití. Y la misma desmiente la postura de que no hay solución dominicana para el vecino país.





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